Hello!
Pues ya estoy de vuelta para contaros cómo fue la 080. Por mi agenda hiperactivo-explosiva sólo pude ir un par de días a ver algunos desfiles. Y aunque me perdí, desafortunadamente, uno de mis favoritos: Brain & Beast, sí pude asistir a algunos que me encantan: Josep Abril, Manuel Bolaño y Justicia Ruano.
Este año ir a la 080 era un acto de fe y de entrenamiento. Como ya os indiqué en mi artículo de Street Style, subir aquella empinada rampa más la dosis de escalinatas requiere una forma física interesante y aunque había una leyenda urbana de que había una lanzadera yo nunca llegué a verla.
Este evento, como cualquier otro, gana cuando vas bien producido y en buena compañía y a ello nos entregamos Agustín Kong y yo. #comosinohubieraunmañana.
Aquí os dejo unas fotos de nuestros looks que he rescatado de Instagram (ya que en mi empeño por dejar espacio para tomar fotos en la 080, borré del tirón mis últimas 912 fotos #estoeshacerlimpiezaylodemástonterias)
En el Estadi Olimpic se había montado una carpa que incluía parte de las gradas y que era de incómodo acceso (gradas arriba-gradas abajo) y donde la plataforma de desfile era tan alta, que había anulado el tan ansiado frontrow (era como uno de esos teatros que te has de sentar en la fila 10 para ver algo, porque en fila 1 tienes un muro delante).
A pesar de todo, los que amamos la moda asumimos estas incomodidades como parte del proceso y lo olvidamos todo cuando empieza el desfile.
El primer día solo pude asistir a Josep Abril. Su capacidad para reinventar los pantalones sastre y los monos me alucina, consigue darle siempre una vuelta de tuerca a cualquier prenda y hacer de ella un diseño maravilloso.




Bolaño y sus niñas Lobo, inconmensurable. Me encanta el riesgo que este diseñador asume año tras año. Si alguien va a sorprenderte es Bolaño.



Justicia Ruano. Adoro sus colecciones. Mujeres etéreas y muy femeninas. En esta colección hubo un poco de todo, desde colores suaves, majestuosos estampados y delicados toques retro en alguno de sus vestidos. Simplemente un ¡sí a todo!



El “Market” o la zona externa donde varias marcas estaban representando sus productos era un poco un Coachella desaliñado. Demasiado espacio, se veía todo un poco desangelado.
Anna de Codorniu y La Roca Village triunfaron con su cava y macarons y ayudaron a paliar la sed producida por el calorazo que allí hacía. Estadi Olimpic = Cero sombra. No hace falta decir nada más.
Triunfo absoluto de Movistar y su piscina de bolas. Me la pasé como una niña tirándome una y otra vez a aquella piscina. Unas risas.
Y aunque no me convenció nada la ubicación de este año, diré a favor que me regaló unos atardeceres maravillosos con unas vistas increíbles de Barcelona.
Y cómo no…¡los reencuentros con buenos amigos!