Todos aquellos que seguís mi blog, sabéis que edición tras edición os informo de novedades, desfiles, Street Style y todo aquello que cada edición de la 080 trae consigo. En resumen, todo aquello que llama mi atención lo comparto con vosotros y así exploramos juntos este maravilloso mundo de la moda.

Existen muchas formas de ver y contar la moda y en concreto la 080 Barcelona Fashion.

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Para los diseñadores es el final de un camino de esfuerzo. Una trayectoria intensa cada edición para llegar a meta. Algunos desfiles son verdaderas obras de arte y otros son un derroche de imaginación que me impacta año tras año. Gracias por brindarnos esos minutos de magia.

Para tiendas, a falta de la extinguida The Brandery, un referente en moda con el que inspirarse, saber que va a llevarse y en que invertir de cara a futuras colecciones.

Para Asesoras de Imagen, una forma más de estar al día, conocer las tendencias de primera mano y poder aconsejar con el máximo criterio a los clientes.

Para Bloggers e Influencers, inspiración en estilo, tendencias, looks. Información visual con la que nutrirse para su día a día.

Para los famosos de primera, los que acuden a golpe de talón, un lugar en el que pasar un par de horas de su vida por un sustancioso precio.

Siempre me ha alucinado ver llegar a Marichalar a un desfile de Mango cuando lo más sencillo que debe llevar este hombre debe ser Gucci, mínimo.

Los seguidores de Mango, los que de verdad compran, esos no es necesario que vengan. Ah, ¡vale! (Mango que casualmente este año ha cambiado de estrategia coincidiendo con Desigual…)

Para el famoseo de segunda, un lugar dónde lucirse, pasear palmito, lucir vestido prestado y presumir de interés por la moda. Adornan y visten el evento.

Pero me da a mí que, si seguimos metiendo famosos, ya no nos cabe público. Público interesado y apasionado por la moda, aclaro.

¿Y para el público en general?

 Y para el público general: un infierno. Una marabunta de gente en una disputa sin sentido por conseguir entradas o invitaciones. Un trato a lo ‘borreguero’ como si no importáramos.

Si no nos necesitan ¿para qué nos llaman? ¿Para hacer bulto? ¿Para asegurar el lleno?

Nos convertimos en extras. De pronto somos figurantes de una película en la que nos han vendido que aunque no seamos  los protagonistas al menos nos sentaríamos y veríamos a los actores actuar. Pero no es cierto.

Te utilizan para hacer de relleno y luego tranquilamente te pueden decir “váyase por dónde ha venido”. ¿En serio?

El tema de conseguir pases o entradas para los desfiles se pone cada año más riguroso…o no. Ayer me encontré no pocas chicas indignadas con la invitación en la mano y el corazón en un puño.

Estudiantes de escuelas de moda a las que se les había facilitado entrada. Algunas se habían desplazado incluso al estudio del diseñador a recogerla. Al llegar allí les habían facilitado no una entrada sino dos: “para que invitéis a alguien” – me dijeron todas con las que hablé.

Una hora y algo más de reloj de pie haciendo cola para que cuando llegues a ‘la barrera’ te digan con cajas destempladas que el recinto está lleno, que recojas tu ilusión y tus pies cansados y good bye my friend.

¿De verdad? Una cosa en distribuir un 10% más de entradas por las posibles bajas y otra muy distinta triplicar el aforo, asegurarte el lleno y cuando has conseguido tu misión, establecer ‘el corte’ y cada uno ‘pa’su casa’. Gracias Equipo Singular.

 Poco respeto me merece este sistema. Todos los que allí estábamos con nuestra entrada, ¡habíamos dejado seguramente de hacer cosas para dedicarle nuestro tiempo – ojo!! Tan valioso como el de cualquier otra persona – a los diseñadores que habíamos escogido.

¿Y qué nos encontramos? Desilusión. Me parece una pena porque la moda es magia, glamour, ilusión…y sin embargo lo que te llevas es una frustración tremenda.

Señores si no hay entradas no las hay, pero basta ya de jugar con el tiempo y la ilusión de las PERSONAS, si lo remarco en mayúscula, porque, aunque ayer fuimos tratados como ganado, seguimos siendo personas.

¿Por qué explico todo esto?

Porque ayer estaba esperando para entrar al desfile de Manuel Bolaño, para mi uno de los diseñadores absolutamente ‘crack’ de la 080, que consigue una y otra vez superar mis expectativas, cuando…

• La organización se da cuenta por la cola kilométrica que se han pasado de vueltas con las entradas.
• Los propios que esperamos y conocemos el recinto nos damos cuenta que aquello va a ser una merienda de negros.
• Se abre el cordón, la gente se pone nerviosa y los que gestionan aún más.
• Entran mis compañeros de prensa con los que iba, y cuando voy a entrar yo y sin ni siquiera tiempo para enseñar el pase…
• Un ¿señor? me bloquea el paso de forma brutal, me coge de la pechera del abrigo y me empuja hacia atrás. Sentí miedo, pensé que caía. El tipo me bloqueo del todo sin atender a razones.
• Intenté dialogar con él, pero fue del todo imposible, me pidieron que me fuera.

No os puedo ni explicar la sensación de shock que te queda después de semejante trato. Absolutamente terrible. Tratada cómo si fuera una criminal. Cómo si fuera a robar. Literalmente ‘echada’ con malos modos.

¿Se puede llegar a las manos en nombre de la moda?

Lo siento, adoro a Bolaño, pero creo que no hay desfile por maravilloso que sea, y me consta que lo fue, que merezca un trato vejatorio de semejante calibre.

Me entero más tarde que el ‘señor’ en cuestión es Paco Caro, Director General de Equipo Singular, empresa de comunicación que gestiona el evento.

A ti me dirijo Paco: Una cosa es que el desfile se te vaya de las manos y otra muy distinta que se te vayan las manos.

Así no Equipo Singular. Así no.

No me explayo más. Resumo: Siempre hubo gente con clase y clases de gente.

Y me temo Paco que, aunque tú agencia este entre las 10 top en el ranking de España, tú perteneces al segundo grupo.

Adiós 080. Este blog seguirá lleno de moda, de moda con respeto.

Gracias a todos los que por diferentes medios me habéis hecho llegar vuestro apoyo y vuestros ánimos. ¡Os adoro!